SONAJERO

Por Grisbel Medina
CC-Mujeres
La poeta Rosa Silverio, la amiga más auténtica que tengo, entregó las pertenencias del pabellón libro cocina que coordinó en la Feria del Libro con el mismo inventario del inicio. Aunque la tildaran de tacaña no despilfarró nada y siempre estuvo ahí trabajando.
Milagros de Jesús de Féliz, nacida en un campito de San Francisco de Macorís, manejó las arcas de un banco con la honestidad que matiza sus pisadas. Ahora, como trabajadora social, es famoso el celo con que administra el fondo social de la Rama Femenina del Patronato del Cáncer, donde procura, aunque otros se enojen, que las medicinas lleguen a la gente necesitada. Milagros hace lo mismo en Acción Callejera, una de las instituciones de servicio más serias de Santiago, donde vela porque la niñez y adolescencia que trabaja en la calle, reciba dignidad, comida, educación y salud. Como Rosa y Milagros tengo muchas amigas, conocidas y compinches.
La honestidad es una bandera que las distingue. Ellas, sin procurar flashes sociales, hacen lo suyo. Muchas, como Xiomara Fernández, la del restaurante El Faro, cobra conscientemente un bufé sin negarte granos de arroz. La gente sabe que las raciones de Xiomara siempre tienen ese chin adicional que tanto agradecemos.
Soraya Cotes, el hada madrina de la valija de LISTÍN DIARIO, es una mujer de manos benditas y alma decorosa. Tal vez, sufre el ojo regao de quienes no toleran el rigor con que distribuye las misivas y encargos de la empresa. Soraya es uno de los tesoros humanos más preciados de LISTÍN y uno de los seres más honestos que caminan en esta patria.
Con el ejemplo de mis enllaves y la mayoría de la gente que me rodea, podría llenar varias esquinitas sonajeras. Leyendo el artículo de Lilliam Fondeur, titulado “En la Cámara de Cuentas, las mujeres no cuentan”, en El Nacional, recordé a mi madre, quien a los 11 años me hizo devolver los cabitos de tiza que me llevé del economato del CURNE-UASD donde ella laboraba. Me dio vergüenza, pero ese halón de orejas es un latir constante en mi memoria.
En su artículo, Lilliam hace visibles a las mujeres que sustentan el sistema laboral dominicano. Invita al Poder Ejecutivo a tomarlas en cuenta para la terna para integrar la Cámara de Cuentas. Dice Lilliam: “Son excluidas a la hora de elegir las posiciones claves del Estado.
Mujer es la palabra que le falta a la democracia”. E insiste: “La inminente conformación de la CC brinda una excelente coyuntura para darle su espacio a la mujer capacitada en la laboriosa tarea de fiscalizar las finanzas del Estado. Señor Presidente, enamórese de la justicia, enamórese de la equidad de género”. Oka.

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