Relacionistas
Por Grisbel Medina R. Nuevas, buenas y no tan halagueñas llueven en estos caminos quisqueyanos. La última, la que admiro con las fuerzas de mi ser es la buena nueva frotada por Rafael Núñez desde su maravillosa lámpara palaciega.
El super ministro de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia, tan querido y envidiado a la vez, anunció la creación de gabinetes de comunicación, osea, organismos especializados que agruparán a 173 relacionistas o bocinas pagadas por el Estado, participantes en el Seminario de Comunicación Gubernamental Quilvio Cabrera.
Orondo ante los excelentes resultados de la actividad donde se reunieron “relacionistas” activos y otros que rara vez hacen o remiten una Nota de Prensa, Núñez descubrió la fórmula del agua tibia. Así mismito. A Núñez, bajito de estatura y con las canas del tiempo y los contratiempos, lo he visto caminar por El Conde luciendo su polochecito Polo. Feliz porque su departamento tiene mucho que decir, confesó que muchos funcionarios (pagados con mis cuartos y los tuyos) no entienden la labor de los medios de comunicación, que es, según su discurso “ser críticos y señalar los errores que se cometen desde el Gobierno y de ellos de manera particular. Por eso nadie puede sentirse que está siendo agredido o perseguido”, dejó claro el funcionario que ha conocido el mundo al lado del Presidente..
A la aseveración del súper ministro le agrego la cultura presidencialista de un país en que todos los incumbentes se creen con derecho de hablar en tó lo sitio y salir en todas las fotos de boletines y revista institucionales. Como los peledeístas son tan amigos de conversar en costosas cumbres, mesas redondas, cónclaves y seminarios, pienso que el ministro (el bondadoso publicista) debería organizar un cursillito para funcionarios y funcionarias, de modo que aprendan a amarrarse la lengua y valoren las verdaderas relaciones públicas. Tristemente, la mayoría trata como musúses a quienes ocupan esta función y otros relacionistas, por conveniencia, sólo cobran puntualmente y se pasan 4 años sin sonar la institución que teóricamente sirven.
Si, hay de todo en el camino. Hay gente competente en el área que trabaja sin mover banderas moradas ni enloquecer por la estrella amarillenta. Una pregunta, los padres de familia de la Red de Comunicadores con Leonel, formarán parte de los gabinetes?.
Ya lo saben. A las aspiraciones de los ciento y pico de movimientos que apoyaron la reelección, súmele las secre, los mensajeros y sueldazos de los burocráticos gabinetes de comunicación. Y, e’ palante que seguimos.

Por Grisbel Medina
CC-Mujeres
La poeta Rosa Silverio, la amiga más auténtica que tengo, entregó las pertenencias del pabellón libro cocina que coordinó en la Feria del Libro con el mismo inventario del inicio. Aunque la tildaran de tacaña no despilfarró nada y siempre estuvo ahí trabajando.
Milagros de Jesús de Féliz, nacida en un campito de San Francisco de Macorís, manejó las arcas de un banco con la honestidad que matiza sus pisadas. Ahora, como trabajadora social, es famoso el celo con que administra el fondo social de la Rama Femenina del Patronato del Cáncer, donde procura, aunque otros se enojen, que las medicinas lleguen a la gente necesitada. Milagros hace lo mismo en Acción Callejera, una de las instituciones de servicio más serias de Santiago, donde vela porque la niñez y adolescencia que trabaja en la calle, reciba dignidad, comida, educación y salud. Como Rosa y Milagros tengo muchas amigas, conocidas y compinches.
La honestidad es una bandera que las distingue. Ellas, sin procurar flashes sociales, hacen lo suyo. Muchas, como Xiomara Fernández, la del restaurante El Faro, cobra conscientemente un bufé sin negarte granos de arroz. La gente sabe que las raciones de Xiomara siempre tienen ese chin adicional que tanto agradecemos.
Soraya Cotes, el hada madrina de la valija de LISTÍN DIARIO, es una mujer de manos benditas y alma decorosa. Tal vez, sufre el ojo regao de quienes no toleran el rigor con que distribuye las misivas y encargos de la empresa. Soraya es uno de los tesoros humanos más preciados de LISTÍN y uno de los seres más honestos que caminan en esta patria.
Con el ejemplo de mis enllaves y la mayoría de la gente que me rodea, podría llenar varias esquinitas sonajeras. Leyendo el artículo de Lilliam Fondeur, titulado “En la Cámara de Cuentas, las mujeres no cuentan”, en El Nacional, recordé a mi madre, quien a los 11 años me hizo devolver los cabitos de tiza que me llevé del economato del CURNE-UASD donde ella laboraba. Me dio vergüenza, pero ese halón de orejas es un latir constante en mi memoria.
En su artículo, Lilliam hace visibles a las mujeres que sustentan el sistema laboral dominicano. Invita al Poder Ejecutivo a tomarlas en cuenta para la terna para integrar la Cámara de Cuentas. Dice Lilliam: “Son excluidas a la hora de elegir las posiciones claves del Estado.
Mujer es la palabra que le falta a la democracia”. E insiste: “La inminente conformación de la CC brinda una excelente coyuntura para darle su espacio a la mujer capacitada en la laboriosa tarea de fiscalizar las finanzas del Estado. Señor Presidente, enamórese de la justicia, enamórese de la equidad de género”. Oka.

Para no desparramar la nostalgia, Carmen consultó con poca gente su renuncia al desafío que significa vivir en la patria donde el billete sigue siendo “tolete�. Los dólares que pagaría como peaje, los guardó esa noche en un hueco de blocks de aquella casa sin pañete que le cobijaba los huesos y la cordura.

Del destino de la travesía sabía tan poco como yo de la odiosa álgebra de Baldor. Ignoro qué pensó cuando el vehículo la alejó de la mata de plátano cuyo racimo no pudo ver. El plan no tuvo alteraciones. Se compuso con un cercano para que sus cuatro muchachas, entre 5 y 12 años, la entretuvieran fuera de casa en lo que ella abordaba el motoconcho a lo incierto. Como no pudo rozarle las mejillas, su última fórmula afectiva consistió en colgar la ropa lavada de sus hijas en cada pedacito de cordel.
Una de ellas la vio tendiendo panties, sin saber por qué su madre madrugó un domingo en el patio bordeado de cayenas. Siendo mujer, supo que aquella alma atestó el tendedero para evitar sangrar al mirarlas quedarse. Fue, a la vez, una forma de huirle a eso, a que ellas la vieran partir.En la espalda de Carmen quedaron las misas del barrio, la passola de canastico pagada a retazos, un matrimonio trunco y el corazón de las niñas. Saltó de México al Norte de América donde las madrugadas y los inviernos le fregaron la espalda. A la patria regresó con suerte 12 años después. Le extirparon las hernias y, con techo propio, se dedicó a respirar más tranquila y rezar rosarios en su país. Ha llovido mucho desde 1988 al sol de esta última mañana del 2006. Y todavía Carmen no termina de reconciliarse con aquella despedida y aún se resiste a contar qué demonios o ángeles le allanaron el camino. En Viajeros, el último estreno dominicano, no retrataron la mochila de Carmen. El guión refleja grados del crudo tránsito de esos viajantes forzados. Las circunstancias del adiós es el común denominador del drama en yola, tan cierto y rentable para bolsillos reales. Por Carmen, mi madre y corazones similares, Viajeros merece apreciarse.

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